Amanecio el dia y antes de empezar el camino hasta nuestra primera cita de hoy recorrimos los aledaños de nuestro hospedaje. La Chiesa Ortodossa di San Teodoro al Palatino que estaba cerrada y unas miradas al foro para llegar al Campidoglio, los museo capitolinos con su escalinata y la figura que salia en La Grande Bellezza. Seguimos andando hasta que localizamos el Pie de marmol, una figura escultorica de la ciudad que nos parecio bastane poco cosa para la fama que tiene. La plaza donde esta el elfantino de Bernini, la plaza San Eustaquio famosa por su cafe, el Panteon que contemplamos por fuera con promesa de visita. Hasta la Piazza Navona.
Alli ya teniamos fichado un lugar para desayunar algo, al que nos dirigimos. El claustro de Bramante es un remanso de paz entre las callejuelas romanas donde degustamos un chocolate, un cafe y unas pastas. Los modernillos de Barcelona se pondrian las botas en un sitio asi. Como veis en la foto tuvimos un pequeño percance en la escalera con una amable señora que casi se nos lleva por delante de ahi mi guisa de alelado mirando hacia arriba en la escalera intentando contemer mi furia.
De ahi emprendimos la marcha hacia San Pedro, la originalidad del titulo de la entrada es de Pulitzer. (Ironias aparte medallita que me pongo al haber sido capaz de encontrar una cancion para vestir el dia). Pasamos de nuevo por el Arco degli Acetari a ver si de dia la cosa tenia mejor pinta. Pero me siguio dejando frio, aunque al menos hice un amigo romano. Emprendimos la subida hacia el Vaticano, con bonitas vistas del Tiber, hasta llegar al Faro degli Italiani in Argentina en el Giannicolo, donde disfrutamos de las vistas de la ciudad.
Ahora si sobre el mediodia llegamos a la majestuosa Catedral de San Pedro. Cola tremenda para entrar pero que se ventilo en un santiamen. La Catedral me impacto de igual forma que mi primera vez en el 2008 y es que no es para menos. La piedad de Miguel Angel, el baldaquino de Bernini y es que Roma tiene esto, que parece que todos nos convirtamos en fieles, aunque la realidad es que te agachas para hacer una foto y luego estas tan viejo que te cuesta levantarte y una graciosa lo inmortaliza.
Salimos y con el cerebro funcionando en Slow Motion por el hambre, fuimos vagando por las calles buscando un sitio donde comer y fuimos bendecidos (debia ser por mis rezos anteriores) al toparnos de bruces con Il Baccaro, uno de los restaurantes donde cenamos super bien alla en el 2008. Asi que entramos y nos metimos un poco de pasta con trufa, carne de cerdo en salsa con pure y el sempiterno Tiramisu. No fue para tirar cohetes pero con la hora que era y el hambre que teniamos funciono.
Por la tarde aprovechamos para volver a la Piazza del Popolo y luego volver andando por la orilla del rio con vistas maravillosas del Castelo de SantAngello con el sol poniendose, no sin antes merendarnos otro de los Tiramisu famosos de la ciudad, el que hacen en Pompi, que si pero no, el del Trastevere sigue en cabeza.
Teniamos una ultima parada antes de llegar al restaurante para cenar que ya habiamos decidido que seria el de al lado de nuestro hotel. Lolita pedia clemencia porque ya no podia mas, el imserso llamaba de nuevo a la puerta, pero hizo un ultimo esfuerzo que no sirvio de nada porque cuando llegamos a San Pietro in Montorio para poder ver el Templete de Bramante que tan buenas notas me habia dado en mis examenes de Historia del Arte en el bachillerato, el lugar estaba cerrado y nos tuvimos que conformar con verlo a traves de las rejas. Cruzando el Trastevere camino del restaurante nos encontramos a otro singular romano.
La cena en el Dulcis in Fundo recomendado por el tipo que nos alquilo la habitacion, correcta sin mas. Pasta con anchoas, un tartar, Burrata y Tiramisu. Lo justo para calmar al troglodita y poder ir a dormir.