Restaurante japonés, vecino del Nomo, allí en los jardinets de Gracia. Un lugar pijeras que opta por el trato informal. Las mesas son bajas y te sientes en unos sofás. O sea que parecía que estuviera en mi casa, sino fuera por la horrible música que sonaba, que estaba bastante oscuro y porque estaba rodeado de pijos insufribles. La comida comestible pero de mala relación calidad precio. Nada mas llegar nos recibe el camarero que nos acompaña a la mesa nos pregunta qué queremos beber y nos recoge los abrigos. Otra pregunta es si queremos edamames de aperitivo y accedemos (nos las cobran cómo no). El camarero casi se ha de sentar en el suelo para hablar con nosotros de lo bajas que son las mesas pero eso tambien forma parte de la formula de proximidad (a mí no me la dan con queso, sobretodo queso). Al hacer la comanda el tipo nos dice si es la primera vez que venimos, es un si. Así que nos dice que hay mas platos fuera de carta y que si queremos nos hace una selección y vemos a partir de ahi. Correcto.








Para beber un albariño y con la cuenta nos regalaron un sakesour que se bebía muy bien.
Los makis de foie y fresa muy buenos, la verdad, deliciosa combinación de la textura dulzona del foie y la crujiente y ácida fresa.