De nuevo pronto por la mañana y de nuevo una mañana de trenes, una de las tonica de este viaje. Y como siempre nos preparamos nuestras provisiones para que los trayectos al menos podamos hacerlos con la tripa llena. Sandwiches, onigiris y snacks variados nos siguen acompañando entre paisajees idilicos.
Y por fin llegamos a Osaka esperando que nuestras maletas estuvieran en el Hotel y con ganas de empezar a comer pues dicen que uno de los lemas de la ciudad es comer hasta reventar. Y de ahi el titulo de la entrada con la cancion del emblematico Meat Loaf, que aunque el tema de esta fuera diferente a lo que trato de explicaros, su titulo si ejemplifica a la perfeccion lo que vamos a encontrarnos ahi, un paraiso bajo los paneles de luces. Casi nos cruzamos la ciudad camino del hotel, entre rascacielos y avenidas con el rio en medio y antes del check in paramos a comer por fin. Okonomiyaki por diossss. Un lugar recomendado por la planet que estaba super rico y bien de precio, Yukari Sonezaki honten.
Llegamos a nuestro hotel agotados tras una sesion de compras de Madame Lo Quiero Todo Aunque No Sirva en el Tokyu Hands que estaba dentro de una especie de Corte Ingles japones, El Daimaru.El Hotel era de la cadena APA con la que no quedamos nada convencidos, nos probamos nuestros yucatas para la foto de rigor y salimos directos hacia Dotonbori, teniamos que comer mas. La verdad es que el tema hoteles ha sido la nota negativa de todo el viaje. Mala atencion, extraño en el pais, y malas condiciones para el descanso.
Dotonbori es el paradigma de la ciudad. Callejones infestados de gente comiendo sin parar entre restaurantes y tiendas decoradas con figuras gigantes que describen la especialidad del sitio. La primera parada como no para probar unos Takoyakis riquisimos de los que dimos cuentas alli mismo en la barra del local para continuar admirando a las gentes y los lugares. Llegaba la hora de cenar y nos apetecia sushi pero la oferta era abrumadora asi que al final escogimos uno al azar que sin ser malo no era gran cosa y te dabas cuenta en cuento lo comias. Pero sirvio para matar el gusanillo. Se hizo de noche y pudimos contemplar el canal lleno de luces y gente y el neon emblematico de la ciudad del Glico Man. Cosa rara a Lolita aun le quedaba espacio en el estomago asi que se pidio un postre como el que comimos en tokyo hace unos años, un mochi de fresa. No se que hay con esta mujer le encantan estas estampas…
Hicimos parada previa en el Uniqlo porque Dani se había dejado en casa el bañador… y aprovechó y se compró una camiseta más de rayas, no tiene suficientes, y un pantalón corto… aquí callamos, pero también compramos… y lo q yo me gasto en cosas q no sirven Carpanta (gracias, Sergi por el apunte) se lo gasta en comida….