Dia dedicado a Estrasburgo, una ciudad bonita, amable y turística. Dejamos el coche en el parking y como siempre nos pusimos a andar sin rumbo. Como normalmente el navegador siempre te lleva al centro de la ciudad, desde allí no es difícil moverse y encontrar las zonas mas bonitas. Normalmente casi siempre el primer objetivo es la catedral y los alrededores. Miras al cielo, ves una cúpula alta y hacia allí que te diriges. Lo primero la plaza Kleber.
Siguiendo nuestro instinto llegamos a la majestuosa catedral de la ciudad. Una preciosidad con un rosetón increíble y un reloj astronómico en su interior.
Tras la visita seguimos callejeando, viviendo la ciudad. Nos paramos a tomar una cervecita en una terraza y nos llegamos a la pequeña Francia. Un remanso de paz entre canales a pesar de toda la turista, que por ser julio tampoco es excesiva.
Y como no llega la hora de comer. Nos plantamos en un restaurant de esos recomendados justo a la hora de apertura para no quedarnos sin sitio. La Casa de los Curtidores. Y nos pegamos un atracón típico alsaciano. Unos caracoles y una chucrut regadas con un vinito. De entrantes te invitan a un gazpachito y una especie de mantequilla de mostaza con un poco de pan. De postre un helado. Delicioso todo. El plato puede no parecer muy lleno pero era una bandeja enorme y la tuvimos que comer en dos tandas.
Tras una pequeña vuelta por la ciudad para hacer un poco la digestión la idea era acercarnos a Allerheiligen para ver las ruinas y las cataratas. La comida había sido en una terraza de la que incluso tuvimos que rescatar la sombrilla que cayo al canal por el viento. Y en la que el sol nos pego de lo lindo. Entre eso, la copioso comida y el vino, el trayecto hacia las ruinas se hizo insufrible. Justo cuando llegamos con el cartel delante del desvío de la carretera, paramos el coche para que la chucrut saliera disparada de mi y fuera nuestro único punto de union con ese espacio. Media vuelta y para casa. Como estamos de vacaciones y no puedo parar de zampar y mi cuerpo se regenera rápido, tras el descanso pertinente nos acercamos a un asiático de Baden para comernos unos fideos que rellenaran el vacío de mi estomago. Los acompañamos de unos grasientos rollitos.